Érase una vez, un grupo de jóvenes diseñadores con talento decidió unir fuerzas para desarrollar un futbolín sin igual. En cuanto a su apariencia, este "futbolín 2.0" no tenía nada que envidiar al futbolín Bonzini B60. Pero al igual que su homólogo de madera y Gerflex, este presentaba un diseño completamente único. En lugar de un campo de juego, había una pantalla gigante donde las barras de jugadores cobraban vida... ¡en dos dimensiones! Estas se controlaban mediante joysticks con forma de rueda, igualmente inusuales, que garantizaban una jugabilidad excelente y sin precedentes en cada partida. Orgullosos de su invento (el primer futbolín digital), simplemente lo llamaron "Proyecto Random". Lo comentaron a su alrededor y luego la noticia se extendió por internet y dio la vuelta al mundo, haciendo salivar a todos los jugadores de futbolín que se encontraban a su paso.
¿Y adivina qué? ¡Esta encantadora historia es real! Es la historia de Damien Bais, François Brument, David Lartigaud, Clément Ribé, Léo Marius, Romain Leliboux y Léo Virieu (¡se necesita mucha gente para crear un futbolín de ensueño!). Siete mentes creativas extraordinarias con una pasión común.
Pero Projet Random no es solo una apuesta arriesgada para crear un futbolín inusual. Es una auténtica interpretación electrónica de un futbolín de cafetería que conserva el aspecto multijugador, con un enfoque físico e inmediato, y añade una buena dosis de diversión de videojuego. ¡Es una revolución! 
La simplicidad del Proyecto Random es sólo aparente...
Apreciamos el toque decorativo y nostálgico del ábaco. Es cierto que un contador de puntos digital en la superficie de juego también habría quedado genial... Cabe destacar que este futbolín no funciona con monedas . Sin embargo, ¡tendría un gran potencial en una sala de juegos!
Ya podemos oír a los puristas decir: "¡No se pueden dosificar los tiros!" o "¡No se puede girar la pelota!". Claro que la mecánica del juego plantea muchas dudas y es radicalmente diferente a la de un futbolín de cafetería. ¡Pero hay que reconocer que este futbolín electrónico da comezón en las manos!
Y si la tecnología no es lo tuyo, opta por un futbolín Bonzini Stadium . Clásico, elegante, sin pantallas, ¡un referente!
